sábado, 23 de agosto de 2014

Mi opinión sobre UPyD-C's

Estimados ciudadanos y compañeros de partido:

Os escribo esta carta abierta por diversos motivos: las descalificaciones que he ido observando durante esta semana entre miembros de UPyD, las noticias de “ruptura” que intentan comunicar miembros de otros partidos (los cuales se masturban cada vez que hay algo malo de nuestra formación), explicar mi opinión sobre estos hechos y, lo más importante, por mantener vivo un debate interno que, sin ánimo de resaltar nuestras diferencias, debe enriquecernos y demostrar que en verdad somos un partido democrático y de personas libres, porque lo somos.

Tengo 20 años y llevo colaborando en la Agrupación Local de Pinto desde los 16 años. A los 18 pude afiliarme y llegar al Consejo Local con el respaldo de mis compañeros. He colaborado dando lo mejor de mí (o al menos lo he intentado) de forma voluntaria por este partido eliminando tiempo de estudio, amigos, familia y un largo etc que todos los upeydianos también han conocido. Con esto no quiero ser egocéntrico, simplemente quiero decir que mi compromiso con el partido es prácticamente total y que nadie puede tacharme de cosas como las que he visto estos días en la red.

Y por ahí empezamos. Sosa Wagner comenzó mal. Un periódico no es el sitio para dar a conocer ideas que deben ser debatidas en otros sitios, como el Congreso del partido. Tampoco es verdad que existan los autoritarismos de los que habla. Nunca he sufrido ni he visto a nadie sufrir ataques desde la dirección. En eso estoy de acuerdo con los detractores de Paco Sosa. Ahora bien, no podemos esconder un debate tan importante como éste detrás de descalificaciones contra un compañero y representante nuestro. ¿Está bien cómo lo ha hecho nuestro eurodiputado? NO. Por otro lado, ¿significa eso que tengamos que freírle a descalificativos, usando los mismos medios que él ocultando así un debate que está en la calle y en el seno de nuestro partido? NO. No es acertado usar los medios de comunicación ni para intentar sacar debates a costa de denunciar que tu partido es autoritario ni tampoco es el sitio para realizar contrataques con palabras como “mezquino”. Hemos dado una imagen de partido fracturado y esto no debe volver a repetirse.

También quiero desmentir desde este sitio cualquier ataque contra la portavoz de mi partido, Rosa Díez. No es una dictadora y sus métodos no son absolutistas. ¿Creéis que un partido autoritario daría libertad de voto a sus cargos públicos aunque vaya en contra de las directrices del partido? ¿Creéis que una formación cuya cúpula es elegida por todos los afiliados con voto secreto puede ser llamada fascista u opresora? Sinceramente, NO. Os animo a abandonar lo que cuentan los medios de comunicación y a asomaros a la web, donde están nuestros estatutos y podréis conocer el funcionamiento de mi partido.
Vayamos a la cuestión principal: El debate de una unión (del tipo que sea) entre Unión Progreso y Democracia y Ciudadanos no es nuevo, tiene años. Lo que ocurre es que siempre ha habido excusas a la hora de acercarnos. Antes de todo esto, C’s era un partido exclusivo de Cataluña, por lo que no podíamos unirnos a ellos por miedo a revivir situaciones como las del PSOE-PSC o PP-UPN. Ahora C’s es un partido nacional, que compite en nuestro mismo espacio electoral y que en las pasadas elecciones europeas consiguió dividir el voto del centro. La razón por la que no queremos unirnos a ellos (no hablo del tipo de unión) es principalmente lo ocurrido en el II Congreso de mi partido: Más del 90% de los afiliados votó en contra de dicha unión. Bien, es engañoso. Nunca hubo una pregunta  directa a todos y cada uno de los afiliados sobre este tema, nunca. Sólo una votación en una comisión por parte de un grupo de delegados. No me pararé a explicarlo, ya que esto lo relata muy bien mi compañero Chema Larrea en el siguiente enlace, en su Carta abierta a favor de la tercera España:

Por otro lado, en asuntos tan importantes como éste no podemos dejar la decisión en manos de un grupo de delegados que no ha sido elegido para ello. Trasladando este caso a un nivel más amplio: ¿Sería apropiado decir que el ochenta y tanto por ciento de los españoles decidió cambiar la Constitución Española porque el  ochenta y tanto por ciento de los diputados de la anterior legislatura votaron a favor de hacerlo? NO, por ello tampoco es justo decir que más del 90% de los afiliados estamos en contra de esa unión porque nuestros delegados votaron en contra (y ya digo que no fueron elegidos para votar sobre este tema). Nadie votó a los delegados pensando que fueran a decir sí o no en una votación sobre la unión con Ciudadanos y los delegados tampoco se presentaron como si fueran a hacerlo, ya que aún no sabían qué enmiendas iban a votar. En casos como éste debemos generar un debate amplio entre todos los afiliados, consultarnos a todos. Tan mal está que Ciudadanos diga que quiere unirse a nosotros sin consultarlo con su militancia como que UPyD lo rechace de la misma forma. Tampoco rompe ningún esquema la existencia del artículo que dice que UPyD deberá presentarse con las mismas siglas en toda España, ya que en el caso de una posible candidatura unida, sería para toda España: En cada pueblo, en cada región, en España, una coalición se puede presentar con las mismas siglas.

Al grano: El panorama de hoy es extremadamente distinto al que vivíamos mientras se celebraba el II Congreso de Unión Progreso y Democracia: Un nuevo partido llamado Podemos ha sabido rentabilizar, nos gusten o no sus formas, la caída del bipartidismo, mientras que nosotros, a pesar de multiplicar por 4 nuestros eurodiputados, no nos hemos quedado satisfechos. Otro nuevo partido que compite en el mismo sitio que nosotros, Ciudadanos, ha llegado fuerte y ha obtenido unos resultados bastante importantes a costa de invadir nuestro espacio electoral. Las siguientes elecciones son las locales y las autonómicas, que serán las teloneras de unas elecciones generales en las que el destino de nuestro país va a cambiar. La izquierda más pura, a raíz del éxito incuestionable de Podemos comienza a unirse y a presentar una alternativa fuerte y en la que los ciudadanos ven una amenaza casi segura a todo el establishment organizado en nuestra España. Es decir, tenemos una izquierda preparándose para ganar enclaves importantes de nuestro país y una derecha que juega con el miedo a esa izquierda y cuya única amenaza en su espectro político es VOX, un partido que tampoco ha sabido ascender a pesar de la bajada del PP. Será difícil que nosotros solos, con el centro progresista partido en dos, podamos hacer frente a una derecha firme y a una izquierda que no se veía tan unida en décadas. Puedo adivinar que me diréis que C’s es un partido cuya expansión no es limpia, que no son transparentes o que no tienen un rumbo. Lo sé. También sé que UPyD no es perfecto y que ha cometido errores y los sigue cometiendo. También lo sabéis. Juntos, en lugar de empeorar, podemos mejorar las cualidades que cada partido tiene más defectuosas. En estos días se nos presenta una oportunidad para que en ambas formaciones se consulte a los afiliados de forma auténtica y directa y de poder crear, si procede, una candidatura en la que una serie de puntos unan a dos partidos que no son tan diferentes en el espectro, porque, sea correcto o no decirlo, necesitamos votos. Sin ellos, no nos alzaremos y nada cambiará. Necesitamos tener esa oportunidad de converger con el objetivo de alcanzar el Gobierno y, durante al menos una legislatura, dedicarnos exclusivamente al cambio radical que España necesita, necesidad en la que coincidimos con Ciudadanos tanto en objetivos como en formas. Debemos traer el país soñado de una vez a todos los habitantes de nuestra tierra. Un partido constitucionalista y que coincide en lo importante con nosotros nos tiende la mano. Aprovechémoslo.

No espero con esta carta que me aplaudáis o que me abucheéis, lo que sí quiero es que os esmeréis en debatir, con los modos apropiados y sin lapidar con calificativos al adversario.

Yo, mientras tanto, seguiré, como el resto, trabajando con mi partido de forma leal y sin ataques por la espalda. Eso sí, sin olvidar nunca qué somos y que el respeto es la base principal de nuestro partido. Si rompemos la armonía de nuestra formación caminaremos por una vía segura hacia el hundimiento total… Eso es lo único seguro.

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